Eurovisión: nacida para unir

 

La vida es una sucesión de momentos y canciones. Eso debió de pensar Marcel Bezençon cuando se le ocurrió crear un certamen congregando a diferentes países los cuales habían de elegir un representante para que defendiera una sola canción frente a resto del mundo. Una idea alocada para 1956 pero que resultó un éxito.

Si no arriesgas, no ganas podría ser el título del certamen. Pero no, los eslóganes han ido diversificándose hasta dar con el tema recurrente en los últimos años que es la unión e inclusión de todas las personas de la sociedad como presenta el título de este año «Celebrate diversity» («Celebra la diversidad») o «Come together» («Vamos juntos») el que fue el lema del año pasado. «Building Bridges» («Tendiendo puentes») fue el de 2015 en el cual se podía apreciar la cohesión que buscaban entre los países  y «Join Us» («Únete») en 2014 como aliciente al vínculo entre países.

Aunque esta gala televisiva lleve el prefijo «Euro» no es exclusiva de la Unión Europea, con la que no tiene nada que ver, ni siquiera con Europa ni con los países cuya moneda de curso legal es el euro sino los los miembros activos de la UER (Unión Europea de Radiodifusión)  y los cohesionados . Además de crearse por su afán asociativo, como experimento para la retransmisión en vivo que superase multiestatal. Un concurso que empezó con siete participantes (Alemania Occidental, Suiza, Francia, Luxemburgo, Italia, Países Bajos y Bélgica) y que se ha convertido en un fenómeno social que cuenta con más de 40 participantes y cuya duración rebasa las tres horas en su final sin contar con sus dos semifinales anteriores.

Hoy en día es un fenómeno notable que se retransmite por todo el mundo, en Europa en directo mientras que en América y Oceanía se hace en diferido y ya cuenta con un récord Guiness por ser el evento musical más longevo en televisión en el tiempo. El evento evoluciona con la sociedad y se ha construido como escaparate de tolerancia en el que aunque existe normatividad se pueden ver participantes con diversidad funcional como  Julia Samoylovao o cantantes como Conchita Wurst una mujer barbuda, como «una declaración de la tolerancia y la aceptación ya que no se trata de apariencias; es sobre el ser humano» que ganó el certamen en 2014 para Austria.

Así se demuestra que cuando se hace algo para unir al mundo, el mundo responde con su cara más amable e inclusiva haciendo valer todas las facetas diversas y orgullosas con el fin de celebrar la música y la unión de las naciones a través de ella.

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